Los
ácaros del jamón o "piojillos del jamón" suelen aparecer en la
fase de curación de la pieza debido a la humedad de las
bodegas y los secaderos. De ahí la importancia de la ventilación y de cuidar la capa mohosa que se produce en este proceso. Aunque también pueden aparecer en otros embutidos como la
paletilla de jamón y en el queso.
La vida media de este parásito varía entre unos días, semanas o meses, según las condiciones ambientales. Se ven afectados por el invierno ya que adoran la humedad y el calor.

El ácaro se puede reconocer fácilmente en el jamón gracias a su diferencia tonal y al hecho de que se muevan. El
riesgo de infección para el ser humano dependerá tanto del grado de infiltración de los ácaros como del número de ellos.
Se trata de invertebrados conocido como Tyrophagus putrescentiae que se
alimentan de proteínas y se reproduce en entornos desfavorables con mucho calor y humedad, ya que este ácaro del jamón absorbe el agua de su entorno. Es de vital importancia deshacerse de la pieza infectada puesto que puede propagarse a otros jamones.
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